Por Luis Conde
El archifamoso y popular dibujante de historietas Francisco Ibáñez, presentó en el Círculo de Bellas Artes de Madrid su última producción: un enorme libro troquelado con el que se reproduce casi al natural, su famosa creación 13, rue del Percebe.
El libraco, de 35 por 47 centímetros, incluye figuras recortables de los personajes del famoso edificio, una comunidad de vecinos delirante y llena de ingenio y buen humor.
Cuando el artefacto está armado, se pueden intercambiar de lugar los protagonistas y desarrollar varias historietas que se adjuntan.
Como si de un juguete interactivo se tratase, el invento pretende rivalizar con las maquinitas electrónicas y digitales que tienen atrapados a niños y jóvenes a sus consolas. O eso es lo que dice Ibáñez al explicarlo.
Va dirigido a los niños, pero como seguro que los padres querrán hacer alguna demostración, terminarán encantados evocando sus años de recortables y aquellos años en los que con unas tijeras y un poco de pegamento, se construía un mundo de fantasía y divertimento.
Y aunque en esta lucha desigual entre el soporte papel-cartón y el electrónico-pantallita el primero tenga las de perder, Ibáñez apuesta por ser fiel a su mundo de los tebeos, los libros y los recortables.
Sus miles de seguidores dirán con su fidelidad si siguen apoyándolo a él y a sus atrevidos editores, los esforzados de Ediciones B.
El Boletín de historias 